El incienso es una preparación de resinas aromáticas vegetales, la más usada actualmente es en vara. Frecuentemente se le añaden aceites esenciales de origen vegetal. Su uso principalmente es destinado a fines religiosos, terapéuticos, esotéricos o fragantes.
La palabra incienso proviene del latín incensum en su participio incendere (encender, quemar, prender fuego…). Actualmente es la palabra conocida en todo el mundo, pero el uso del incienso tiene unos orígenes ancestrales de prácticamente todas las civilizaciones y en cada una de estas era denominado con diferente nombre, así en hebreo se llamaba levonah (לבונה), los árabes luban, los griegos libanos (λίβανος), los romanos olibanum, los aztecas copalli, los chinos xiang (香)…
En Occidente, los primeros datos arqueológicos que se han encontrado se remontan al antiguo Egipto aunque se cree que también era usado anteriormente en Babilonia. Hay en diferentes templos Egipcios inscripciones y grabados en los que se representa el uso del incienso.
Debido a su agradable fragancia se extendió por occidente, siendo mercancía de comercio por los fenicios, griegos y romanos.
Este incienso proviene del árbol “Boswellia thurifera o Boswellia sacra” conocido actualmente por la variación de la palabra romana olibanum. A parte del uso de este árbol para producir incienso, es costumbre en Somalia usarlo como goma de mascar después de las comidas.
En las culturas precolombinas, el uso del incienso corresponde a la variedad copal, resina procedente de los árboles de la familia Burseraceae: Bursera aloexylon, B. graveolens, B. jorullensis y Protium copal. Se han encontrado ofrendas de copal en el Cenote de Chichen Itzá y esculturas de resina en el Templo Mayor de Tenochtitlán. Los habitantes de estas zonas, lo usaban para usos rituales, ceremoniales, festivos, terapéuticos y medicinales.
En Asia cabría destacar el uso del incienso benjuí, también llamado “incienso de Java y Sumatra” usado principalmente en la zona de India. En Japón, se cree que el origen de su uso proviene de la visita de unos monjes budistas a la isla, que con el paso del tiempo empezaron a usar como materia prima el árbol Tabu. En china, su uso se remonta al Neolítico y culturalmente preferían usar mezclas provenientes del exterior, ya que consideraban el autóctono como de baja calidad.